Hay protocolos que pasan por una figura institucional, que a veces suele ser nada más que eso, pero, cuando el merecimiento de alguien nace de las emociones más hondas, el significado que trasunta crece notablemente y permanece en la memoria. Personalmente creo que no es una sorpresa que Pedro haya sido distinguido por su antigüedad como coreuta, es para mí un acto de reconocimiento muy justo por su “haber” de incontables escenarios, pueblos y ciudades, de la mano del Coro de la Sociedad de Canto que tanto ama. Imaginamos su alegría pero a la vez un halo de tristeza por los amigos que no pudieron estar allí, sus compañeros de un largo viaje musical que hoy no están, “Fidi” Tschággeny, Don Lupp, la señora “Blanquita” Imhof, entre otros que hicieron camino, el sueño de cantar la tradición alemana y las canciones de nuestro continente para distintos públicos y por muchos años. Fueron muchos también los directores que alzaron la “batuta” para una infinidad de aficionados al canto que pasaron por las filas del reconocido conjunto filarmónico. Pedro siempre estuvo ahí, y sigue estando para continuar motivando a los más jóvenes tal cual lo hizo a través del tiempo con su espíritu alto y renovado.
“En la reunión anual de coros alemanes del Río de la Plata, se le otorgó una distinción de honor del gobierno alemán a Don Pedro, a través del presidente de la Federación de coros por sus 64 años de coreuta activo, a la fecha”. Esta es la parte sustancial del parte que me enviara Carlos que señala además, que dicha distinción es la máxima otorgada por el gobierno alemán a una persona, por su dedicación a la cultura de la música y el canto. El Encuentro de Coros Alemanes del Río de la Plata se realizó en Villa Ballester de Buenos Aires el 10 de septiembre del 2011.
Me siento tentado a escribir anécdotas surgidas de mi propia participación en el coro, fui tenor y mi compañero de grupo era Pedro, cantábamos "codo a codo" por los 80’, un breve y fructífero período. Seguro que escribiré de su vida nuevamente, y será con la anuencia de esta persona entrañable, propio de una estirpe humana que no es sencillo encontrar.
De mi corazón, un día de noviembre, José Luis López.
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